París, 1 jun (EFE).- Las célebres criaturas azules con gorro blanco que creó el dibujante belga Peyo son vistos en un libro publicado hoy en Francia como arquetipos de una "utopía totalitaria con tintes estalinistas y nazis", que los aleja de su inocencia predominante en el imaginario popular.
"El pequeño libro azul: análisis crítico y político de la sociedad de los pitufos", del francés Antoine Buéno, sitúa bajo la lupa esa sociedad de pequeños seres y concluye que reproduce estereotipos racistas, totalitarios y antisemitas.
Desde el "Papá pitufo", jefe único y autoritario de la comunidad, hasta el corporativismo social de esos personajes ficticios, la obra repasa desde una nueva óptica los principales rasgos de la popular aldea para defender su tesis.
El personaje de Gargamel, cuya nariz aguileña "recuerda a una caricatura antisemita" y cuyo gato se llama Azrael, es otro de los estereotipos denunciados, a los que se suma Pitufina, única mujer pitufa del poblado e idealizada por su belleza, que coincide con el perfil ario tanto en el color de sus ojos como en el de su cabello.
El tratamiento de la invasión de pitufos negros en uno de los álbumes es, para Buéno, una de las pruebas de enaltecimiento de la pureza de sangre que preconiza esa sociedad, que vive en autarquía y cuenta con un sistema de producción cercano al colectivismo.
El autor del libro, según declaraciones recogidas hoy por el semanario "Le Nouvel Observateur", cree no obstante que su análisis no es novedoso porque recoge "intuiciones" anteriores de otros públicos, como del estadounidense, que llegó a sospechar de los pitufos como parte de una campaña de propaganda comunista.
En ese sentido, el nombre de esos seres en inglés, "smurf", corresponde al acrónimo de "Small Men Under Red Forces" (Pequeños hombres bajo fuerzas rojas), según Buéno, quien opinó que el creador belga, que nació en 1928 en Bruselas y vivió bajo la ocupación nazi, no era consciente de esas relaciones cuando los imaginó en 1958.
"Peyo no estaba politizado (...). Creo que su obra, como tantas otras, vehicula y concentra un cierto número de estereotipos propios de una sociedad y una época determinadas", aseguró Buéno.
Su intención no es "desencantar" al público sobre las aventuras de los pitufos, afirma, sino "superponer a la percepción de los niños un acercamiento distanciado del adulto", algo que considera "intelectualmente sano".
Los pitufos, traducidos como "puffi" en Italia, "strumfakia" en griego, "schtroumpfs" en francés y "kumafu" en japonés, prosiguieron sus aventuras tras la muerte de Peyo en 1992 gracias a su hijo Thierry Culliford, que impuso, a juicio de Buéno, una mirada "mucho más pedagógica" y contemporánea.
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