Es normal la desaprobación y el disgusto de algunos merengueros cuando afirmamos que una nueva camada de jóvenes reguetoneros, tomando como bandera el merengue dominicano, se han convertido en los representantes de la sangre nueva del género en el extranjero.
Y quedó demostrado en los recién entregados premios Lo Nuestro a la Música Latina, donde el merengue fusionado de artistas como Tony Dize, Tito El Bambino, Chino y Nacho y otros, fue el pase de entrada para estos exponentes lograr presencia en este evento que concitó una de los mayores ratings de audiencia en su historia.
La crónica de arte ha recibido toda suerte de críticas por atreverse a recomendar a los nuevos exponentes del merengue asumir las fusiones y darle vida con nuevos colores al ritmo para que logren atraer a los seguidores que hoy se han agenciado los artistas antes mecionados.
No es cuestión de ñoñerías y darse contra la pared, es asumir que los nuevos tiempos exigen cambios en las propuestas que, en muchos de los casos, lucen añejas, fuera de época y con un tufo ochentoso.
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