17 mayo 2011

Para defender y querer lo mejor para Acroarte, no hay que pertenecer a ella

Atinado análisis de la comunicadora Tessie Sánchez



Es de público conocimiento mi cercanía desde hace varios años a la Asociación de Cronistas de Arte (ACROARTE), entidad a la que pertenecen amigos a quienes por más de 15 años les profeso gran cariño a algunos, inmenso respeto a otros y admiración a unos pocos.

Desde que fuera coordinadora de producción y prensa de los primeros conciertos que realizaba Luis Medrano (el maestro de las megas producciones multitudinarias), antes, durante y después del “boom” patrocinador de Baninter, empecé a tener contacto con unos y otros; para esa época todavía Cristhian Jiménez y Juan TH, pertenecían a la crónica de arte… Eso fue ayer! En esos menesteres conocí a Severo, Aybar, Almánzar, Juan Carlos Jiménez, Jorge Ramos, José Tejada, Miguel Rivera, Pedro Araujo, Carlos T Martínez, Ciprimar, entre otros.

Mi trabajo posteriormente como productora ejecutiva de Programarte con 7x7 primero en Teleantillas y 9X9 en Color Visión, colocaba a ciertos cronistas de arte dentro del popular segmento de “Buscando el Éxito” y es así como llegan a ese espacio, primero mi amiga, hermana y responsable de yo estar hoy en los medios de comunicación, Marivell Contreras, luego Emelyn Baldera, Fausto Polanco, Alexis Beltré, Inmaculada Cruz Hierro, Miguelina Terrero, entre otros, con los que semanalmente, se fue desarrollando una relación de amistad, con unos mas estrecha que con otros, amistad que fui cultivando a través del tiempo con mi permanencia en los diferentes medios de comunicación en los cuales he laborado.

A la llegada de la primera mujer a la presidencia de Acroarte (la cual me llena siempre de orgullo), Marivell Contreras y posteriormente con mi amigo del alma Felíz Vinicio Lora, se estrecharon aún más mis lazos con los acroartistas. Esto me brindó también la oportunidad de conocer las pugnas que se libran ahí dentro, los choques de intereses, las mediocridades de algunos, las injusticias de otros, así como la grandeza, la entrega y el buen ejemplo tesonero de muchos.

Siendo yo como soy, una persona que se entrega con pasión a todo cuanto hace, que por encima de todo y de todos siempre mantengo una inquebrantable posición de lealtad ante mi entorno, aprendí a querer, valorar, cuidar y defender las posiciones de Acroarte (sin temor a equivocarme), mucho más que algunos de ellos mismos.

Igualmente me dio la oportunidad de detectar sus fortalezas y debilidades, tras la visión de alguien que siempre trata de sumar a donde llega y no restar ni dividir, pudiendo trazar una línea neutral para analizar situaciones, pues nunca he tenido intereses mas allá del bienestar de esa institución.

Acroarte ha superado múltiples crisis, ha salido airosa de procesos difíciles, aun en contra del negro presagio de alguno que otro de sus propios miembros, porque también allí, como en todos los sectores, existen santos, aspirantes a santos, demonios y maestros de demonios, en menor y en mayor escala dependiendo el caso.

Ese fortalecimiento, no debe detenerse, pero debe ir amparado de la más férrea unidad entorno a los valores e ideales que le dieron fundamento a la misma.

Acroarte ha crecido, se ha desarrollado y vientos de modernidad han llegado a ella lo cual es ineludible e inevitable para una institución que por 27 años, ha brindado tanta alegría, no sólo a la clase artística nacional, sino al pueblo dominicano en general, con la realización de los Premios Casandra. Poco a poco ha tenido que ceder, dar apertura y flexibilizar posiciones acorde a los gustos de la gran mayoría del pueblo que sigue de cerca ésta premiación.

Si me preguntaran qué quiero para Acroarte? Diría sin pensarlo dos veces, que no me conformaría con lo mejor, sino, algo más allá de lo mejor.

Quisiera una Acroarte toda vez más transparente e independiente; más sólida y con mayor espectro de acción, no sólo de cara a las premiaciones, sino, en la lucha por obtener reivindicaciones para sus miembros.

Quisiera una Acroarte que brinde la oportunidad a los acroartista y estudiantes de comunicación social que sienten inclinación por las actividades artísticas, la oportunidad de seguir desarrollando sus conocimientos en el aspecto profesional y en el reforzamiento de los valores como seres humanos.

Quisiera ver una Acroarte en donde todos sus miembros tengan la voluntad de analizar críticamente y de forma objetiva, la labor realizada dentro de las categorías a premiar, fuera de los intereses personales de sus afiliados con derecho a voto, independientemente de los conflictos que generan el manejo de relaciones públicas que realizan para artistas y / o empresas ligadas al mundo del espectáculo, en la titánica lucha por las nominaciones.

Quisiera ver una Acroarte, defendiendo sus derechos pulso a pulso en torno a los Premios Casandra pues un premio que ha sido creado por ellos, se les irá tanto de la mano que solamente tendrán derecho a nominar y votar para sentarse desde sus casas, a ver como transcurre el ceremonial. Pero, hay que tener agallas para eso y mucho, mucho amor por Acroarte.

Quisiera una Acroarte con sus filiales más integradas a las ejecutorias de la casa matriz, de manera permanente y no sólo para los premios, en donde se les vaya dando la importancia y el lugar que merecen para que también vayan creciendo y por qué no? Seguir ampliando extensiones en las principales provincias y así darle también apoyo al talento sobre del sur y del este del país.

Hay muchas cosas que quisiera ver suceder en Acroarte.

Lo que no quisiera ver nunca en Acroarte, es que la ambición por llegar a presidir ese gremio, lleve a unos y otros a levantarse calumnias, sacarse trapos al sol, insultarse. No quisiera ver que las mezquindades y las intrigas se levanten, cuando bien podrían hacer de ese proceso eleccionario, una fiesta de democracia, hermandad e institucionalidad.

Todo proceso de campaña trae consigo sabores amargos para unos y agridulces para otros, pero dentro de todo eso, Acroarte debe revisarse y eso nadie puede negarlo.

Una entidad que ha generado tantos aplausos, no puede darse el lujo de desacreditarse, pues siempre he dicho que los verdaderos enemigos de Acroarte, no hay que salir lejos a buscarlos…Están ahí mismo…Son parte de ella.

El proceso de renovación que desde hace varios años viene experimentando ésta querida institución, jamás puede llegar al punto tal que, por adecuarse a los nuevos tiempos se llegue a lo que lastimosamente está tan de moda, que es la perdida de valores morales y de respeto que vivimos en nuestra sociedad.

Acroarte debe preservarse, debe seguir creciendo, debe seguir sumando.

La institucionalidad es algo que no se puede perder y si bien es cierto que lo más novedoso no necesariamente tiene que hacer perder la institucionalidad, no menos cierto es que defender la institucionalidad tampoco marca el retroceso.

Yo hago un llamado a mis amigos de Acroarte, que son muchos, para que se aboquen a un profundo proceso de reflexión en el cual, pongan por encima de los intereses personales de cada uno, lo que es el bienestar de una entidad por la cual, muchos durante años, han dado tanto.

Hago un llamado a la sensatez, para que al final la campaña que atraviesa esa entidad, no los lleve por un camino que en lugar de establecer democracia y libertad, los estrelle en un túnel negro colmado de libertinaje.

El período de presidencia venidero, será uno de los más neurálgicos, pues aun cuando muchos no lo quieran reconocer, Acroarte se encuentra en un momento en que, o se reestructura en muchos sentidos y se dignifica internamente o simplemente dejará de ser el gremio que premie la clase artística nacional en una gran fiesta que culmina con nuestros Premios Casandra, convirtiéndose en otro de los tantos gremios de nuestro país, que es usado como trampolín para el oportunismo, el clientelismo, el “macuteo” y el “conseguirme lo mío”.

Ojala podamos dar el más fuerte aplauso tras éste proceso eleccionario, en donde la fuerza, el arrojo y la entrega de doña Casandra, quien dio todo por el reconocimiento y la dignificación de la clase artística, prime en cada uno de ustedes, para la conveniencia de la entidad y al final, para la alegría de los dominicanos.

A reflexionar acroartistas… Acroarte tiene mucho por hacer pero mucho más que entregar.

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