Con mucho pesar he recibido, recientemente, la dolorosa e irremediable noticia de la muerte de uno de los compatriotas que más he admirado durante mi vida y a lo largo de toda mi carrera artística: el ilustre Luisito Marti.
Es triste escribir estas palabras de pésame, para todas las personas que lo lloran y que lo extrañan, mientras se piensa en él; un hombre maravilloso, un músico inigualable, un cantante versátil y un comediante estupendo.
Lamentablemente, Luisito nos ha dejado, se nos ha ido; pero su legado siempre se mantendrá vivo cada vez que lo recordemos y mientras su arte siga presente en nuestra mente y en nuestro entorno.
Sin lugar a dudas, se trata de una fatídica perdida que hoy todos los dominicanos lamentamos porque con él se nos ha marchado una pequeña parte de nuestro propio ser; él era, y seguirá siendo, una persona irremplazable, que acaba de dejar un enorme vacío en la historia artística de nuestra republica dominicana y en el corazón de todas las personas que como yo le admiramos sinceramente.
Hoy, nos despedimos, temporalmente, de Luisito Marti, una gloria de nuestra música Dominicana, que desde las congas fue creador de patrones rítmicos que aún hoy se usan y el responsable de inventar el show de teatro musicalizado a ritmo de merengue.
Definitivamente, talentos como él no tenemos la fortuna de conocer todos los días. Con estas cortas pero sentidas palabras, quiero exaltar el papel que protagonizó Luisito en nuestras vidas y ofrecerles a sus familiares y amigos mi más sincero y sentido pésame desde Colombia;
Hoy todos nos unimos para despedir a un ilustre personaje, a una gran persona, a un mejor compatriota y a un maestro ejemplar.
¡Descansa en paz hermano!
Wilfrido Vargas
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