Bogotá, 12 abr (EFE).- El poeta, crítico de arte y editor colombiano Mario Rivero, reconocido como el precursor de la poesía urbana en el país, murió hoy en Bogotá, informaron fuentes cercanas al autor. Seguir Leyendo...
Rivero, de 74 años y oriundo de Envigado, población vecina a Medellín (noroeste), murió de una crisis cardíaca que lo sorprendió en su domicilio de la capital colombiana, donde vivía desde hace unas cuatro décadas.
El autor irrumpió en la literatura colombiana en 1966 con "Poemas urbanos", título reivindicativo de las vivencias más cotidianas con el que le abrió paso definitivo en el país a la corriente poética urbana, que apenas nacía.
Este poemario fue seguido por otros 13 volúmenes, entre ellos dos antologías y una larga entrevista, que Rivero publicó a lo largo de su trayectoria literaria, dentro de una bibliografía que registra como último título "Balada de la gran señora", en el 2004.
Entre uno y otro, el poeta publicó "Noticiario 67" (1967), "Y vivo todavía" (1972), "Baladas sobre ciertas cosas que no se deben nombrar" (1973) "Los poemas del invierno" (1984 y 1996), "Mis asuntos" (1986), "Vuelvo a las calles" (1989), "Del amor y su huella" (1992) y "Flor de pensa" (1998), junto con las antologías "Baladas" (1980) y "Mis asuntos" (1995), y la entrevista "Porque soy poeta" (2000).
Como editor, Rivero fundó en 1972 la revista Golpe de Dados, dirigida por él hasta su muerte. Rivero la creó junto a los también poetas Aurelio Arturo, Fernando Charry Lara, Giovanni Quessep y Jaime García, todos ellos de una generación á la que la crítica dio el nombre de la publicación.
El año en el que se estrenó como editor, Rivero recibió el Premio Nacional de Poesía "Eduardo Cote Lamus", al que siguió en 1973 una mención en un concurso internacional en La Habana por su poemario "Y vivo todavía", además de otros reconocimientos en el ámbito colombiano.
En una semblanza del autor, la Casa de Poesía Silva, centro cultural bogotano del que él fue asiduo colaborador, destaca que "antes de dedicarse a escribir y de que su obra lo consagrara como uno de los más importantes poetas de las últimas generaciones del siglo en Colombia, (Rivero) probó muchas cosas y tuvo múltiples experiencias".
Rivero, añade la Casa Silva, fue "voluntario en la guerra de Corea, cantante de tangos, actor de teatro, vendedor de libros y de arte; vivió su juventud en constante movimiento, deambulando por Centro y Suramérica, con incursiones a Europa, en calidad de expositor y guía de seminarios y excursiones artísticas".
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