EDITORIAL
PERIÓDICO EL NACIONAL
Golpe demoledor
Ha sido un golpe demoledor para el arte popular dominicano el anuncio de cancelación del Festival Presidente de la Música Latina, uno de los escenarios de mayor prestigio del continente y la más espectacular plaza artística jamás abierta al disfrute de las masas populares.
La Cervecería Nacional Dominicana informó que se vio obligada a suspender la versión 2007 del Festival por la reducción en un 20 por ciento del mercado de la cerveza, impactado por un incremento en los impuestos al consumo de ese producto.
Ejecutivos de esa empresa señalaron que la disminución en el consumo para este año será de un 30 por ciento con relación a lo proyectado, lo que obliga a revaluar todas sus actividades y compromisos.
Puede decirse que el Festival Presidente ha sido víctima directa de una excesiva voracidad fiscal o de la aplicación de una política tributaria discriminatoria que condena a una empresa a pagar más impuestos que cualquiera de sus iguales en la región.
El Festival Presidente se erigió como uno de los espectáculos de mayor brillo y resonancia de las Américas, tanto así, que famosos exponentes de la música latina deseaban incluir en su historial que alguna vez se presentaron en ese escenario.
Las masas populares, por lo general excluidas de los grandes sucesos artísticos, tenían fácil acceso a disfrutar de la pléyade de estrellas nacionales y extranjeras que desfilaban por ese firmamento.
Más de 850 mil personas tuvieron oportunidad de presenciar en 11 años los majestuosos espectáculos del Festival Presidente, que también han sido ejemplo de orden y originalidad a la altura de los mejores del mundo.
La verdad es que resulta imposible a una empresa que soporta presión tributaria de un 53 por ciento, frente a un 17 por ciento del resto de la economía, solventar un proyecto de esa magnitud.
Lo menos que se puede reclamar ante el anuncio de suspensión de esa tradición artística, es que el Gobierno procure por vía de ley o gestión administrativa conjurar la situación de discriminación fiscal que afecta a la Cervecería.
Al reivindicar su derecho a la diversión, los dominicanos deberían reclamar que las autoridades muevan cielo y tierra para evitar que la incomprensible voracidad fiscal devore al Festival Presidente, que ya es un patrimonio nacional.
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