Columna invitada
AM.
Antes del Meridiano
Marcelo Odebrecht y Otavio Marques de Azevedo, los dueños de las dos constructoras brasileñas más grandes, las más internacionales, fueron detenidos en sus respectivas residencias de Sao Paulo. Enfrentan cargos por formación de cárteles, lavado de dinero y desvío de fondos públicos.
La operación se enmarca en las investigaciones que persiguen esclarecer redes mafiosas que desviaron 2,000 millones de dólares desde las contratas de Petrobras.
La comisión que repartían por otorgar el contrato era... del 4%. ¿Poco, mucho? Aquí se habla de cifras de dos dígitos como sobrevaloración habitual de las contratas públicas.
¿Educación? Construcción de escuelas. ¿Salud? Construcción de hospitales. ¿Turismo? Construcción de carreteras. ¿La política se reduce a la construcción? Lamentablemente es la aspiración de muchos políticos mediocres, incapaces de ver la grandeza de su responsabilidad más allá de la obra física de la cual agarrarse.
Los dueños de Odebrecht y de Andrade tendrán su juicio, algo que hay que considerar desde el respeto. Aquí no hemos logrado que la Justicia tenga la posibilidad de enjuiciar a un corrupto. Para los reportes oficiales no hay un solo caso de desvío de fondos, de enriquecimiento ilícito, de tráfico de influencias, de lavado de dinero, de comisiones ilegales...
Vivimos de espaldas a lo que sabemos como si eso no tuviera consecuencias. No hay un solo caso de corrupción en República Dominicana. ¡Un éxito!
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