Miami. Por lo que se puede ver actualmente en la televisión de habla hispana de Estados Unidos, hay una escasez de presentadores de categoría internacional que puedan conducir un programa determinado, terminar su jornada e irse a casa para disfrutar junto a su familia a lo largo de la semana.
Dos ejemplos de esta afirmación son el venezolano Daniel Sarcos y el dominicano Frederick Martínez, conocido popularmente como “El Pachá”. Por su talento, los dos han recibido, y aceptado, ofertas fuera de Estados Unidos, a pesar de que estas responsabilidades adicionales a su rutina diaria les significan un enorme esfuerzo trasladándose a otras latitudes para animar programas los fines de semana.
“El Pachá”, un trabajador incansable que labora en la cadena Univisión en Nueva York, desde donde participa en espacios de alcance nacional y también tiene programas de radio, aceptó el desafío que le propuso el canal Colorvisión de Santo Domingo para que acompañe al presentador local Domingo Bautista en el programa sabatino de variedades de cuatro horas Domingo y Pachá.
Para ello, el comunicador dominicano debe viajar todos los viernes a la capital de su país natal para presentar el espacio iniciado hace unas pocas semanas, en el cual cumple la función de levantar el ánimo del público, gritando, saltando, bailando y hasta llorando, mientras que su compañero realiza una labor más tranquila y siempre elegantemente vestido.
“Mi esposa me advirtió que tenía que estar todos los sábados en la noche de vuelta en casa, si aceptaba este trabajo”, contó “El Pachá” en una entrevista de prensa. “Por eso, apenas termina Domingo y Pachá, a las 4 de la tarde, me llevan velozmente al aeropuerto para regresar a Nueva York”.
Muchos se han preguntado el motivo por el cual Martínez decidió someterse a la tortura de los viajes entre Nueva York y Santo Domingo, aparte de que consideran que en el país caribeño hay talento de sobra para hacer lo que él hace ante las cámaras.
Una situación similar tiene Sarcos, un famoso presentador venezolano que se especializó en concursos antes de instalarse en Miami, donde debe madrugar de lunes a viernes para participar en el showmatutino de la cadena Telemundo ¡Levántate!
Al mediodía del viernes debe irse al aeropuerto de Miami y tomar un avión comercial que lo lleve a Santo Domingo, donde presenta los domingos el programa Aquí se habla español, en el Canal 7. Terminadas sus labores en la capital dominicana, también debe dirigirse apresuradamente al aeropuerto Las Américas para tomar un avión que lo lleve a la Capital del Sol y poder estar en el estudio de Telemundo a las 7 de la mañana del lunes.
Ambos animadores han tenido sendas carreras exitosas que supuestamente les han reportado cuantiosas fortunas, por lo que los observadores no se explican el motivo de este sacrificio de trabajar en distantes lugares para ganar algo más.
Sin dudas, el pionero de este tipo de situación es el chileno Mario Kreutzberger, famoso por su apodo “Don Francisco”, quien hace décadas llevó a la sede de la cadena Univisión, en Miami, su famoso programa Sábado gigante.
Don Francisco pasaba unos días de la semana en Miami, donde grababa varios programas sabatinos, y regresaba a su base en Santiago de Chile, donde nació el espacio hace medio siglo y aún sigue en el aire. Ahora, a sus 70 años, ha bajado el ritmo de trabajo gracias a su enorme fortuna, pero igual viaja entre esos dos puntos, aunque no con la frecuencia de antes.
¿Vale la pena, entonces, renunciar a la tranquilidad de la vida familiar por abarcar el mayor espacio posible del planeta para ganar unos dólares más?, es la pregunta que queda en el aire.•
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