"La sociedad humana está tan mal
por las fechorías de los malos, como
por el silencio cómplice de los buenos". (Facundo Cabral).
José Antonio Aybar F.
A medida pasan las horas comienzan a surgir detalles en torno al asesinato del cantautor argentino Facundo Cabral, quien, según se desprende de algunas informaciones, estuvo en el lugar y la hora equivocada, cuando el pasado sábado cayó abatido a tiros por elementos aún desconocidos por las autoridades guatemaltecas.
Una de las hipótesis que comienzan a analizarse es la que publica el diario mexicano Reforma, sobre que informes de la agencia antidrogas estadounidense señalan al empresario Henry Fariña, con quien Cabral se dirigía al aeropuerto, como un supuesto lavador de dinero al servicio del Cartel de Sinaloa.
El presidente guatemalteco Alvaro Colom dijo ayer que “el atentado viene del crimen organizado”. Hoy recordé las denuncias que han venido haciendo el empresario dominicano César Suárez y el promotor artístico Cholo Brenes, sobre la injerencia del narcotráfico en el negocio del entretenimiento. El mismo Suárez, en declaraciones ofrecidas tras la muerte de Facundo Cabral retomaba el tema.
Decía que los artistas y sus manejadores deben indagar más sobre quiénes los contratan. Recordé también cuando el 26 de febrero del 2010 escribimos en este espacio lo siguiente: “...ahora vemos a figuras del merengue dándose con una piedra en el pecho, como si aquí no se supiera que muchos de estos hicieron parte de su fortuna tocando en Colombia para gente ligada al narco.
Algunos desconocían para quiénes tocaban, otros se enteraron después y los más se hacían de la vista gorda, por aquello de que “ojos que no ven, corazón que no siente”.
La hipocresía revela su rostro más vergonzoso en estos días. Y sí, es cierto, como dijo un reputado músico a la prensa, ningún artista tiene por qué saber quién lo contrata ni de dónde sale ese dinero. Es un trabajo como otro cualquiera.
Entonces no entendemos por qué hay artistas, sobre todo merengueros, a los que las rodillas se le han puesto gelatinosas”.
Que conste, no es solo en el negocio del merengue, esto se da en todos los géneros.
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